La nausea
Además del anonimato, algo debe tener Internet para que, en estos albores, atraiga a tanto navegante en la intolerancia que ve en la charla en comandita, no un espacio para debatir y rebatir, sino un terreno de batalla. ¿Por qué pululan ahí gentes inclinadas a denigrar y despellejar, mentes perezosas que no leen lo que descalifican y sueltan lo primero que se les pasa por la cabeza? No son sólo los trolls, internautas especialistas en provocar y crispar, quienes asaltan los foros y arrasan el diálogo racional mesurado. Son, sobre todo, internautas que encuentran sentido a arruinar el crédito y la reputación ajenos, mientras pontifican sobre lo divino y lo humano.
JLB
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Elogio/periodista/elpepuopi/20100318elpepiopi_13/Tes