Dos
Tan bien atendidos en el Palco 19 de Canal Plus, Alberto eligio un momento de cierta serenidad, despues del tercero de la tarde, para regalarme “La musica callada del toreo” ; le mostre el delicado libro a los ganaderos Vitorino Martin (en nombre del padre y del hijo) ; Vitorino me lo devolvio abierto en una pagina …
Esa música, ese canto.
ese melodioso eco.
que escuchamos con los ojos,
y con los oidos vemos.
Esa soledad sonora,
de musicales silencios.
Ese inaudito, invisible,
saber y sabor del tiempo.
Esa ilusion del sentido
(saber y sabor toreros)
que en Vazquez, Romero y Paula
quintaesencian el toreo.
Del palco me habia traido ya, atentisimo regalo, el relato por excelencia del periodismo literario taurina “Juan Belmonte, matador de toros” de Manuel Chaves Nogales ; una lectura que (si no fuera tan complicado hacer leer a las gentes) pondria a todos de acuerdo. Enfilados con la expresion pura.
Entender, saber, ubicarse dentro de una realidad menos caprichosa de las cosas, priorizar el respeto sublime por la humanidad, preocuparse por lo preocupante, no destilar confrontacion ni “sensacion de odio” en un debate que gira en torno a asuntos profundos (y sutiles) que involucran a la tierra, al cielo, al animal bravo, al hombre y su eternidad.
En la foto, sentados en el “estribo” con los maestros (vestidos de corto) Talavante, El Juli y JM Manzanares. Quintaesencia del toreo total, artista, profundo y verdadero. Tentando en la estancia de Julian.
“Solo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista ,morirá la Fiesta de Toros y se perderá en el reino de la utopía, y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses”.
(Jaques Cousteau, el gran naturalista)