MORELIA
Que extraordinario recital que vivimos (ofrecimos recibiendo) en la Monumental (Plaza de Toros) de Morelia anoche mismo.
Desde los primeros acordes (de Alta Suciedad) hasta los últimos armónicos que quedaros gentiles rebotando en los tendidos y las andanadas (Los Chicos/De Música Ligera/Ramones), fuimos desbordados por el entusiasmo de un publico que nos celebro con vítores, ovaciones y aplausos conmovedores y probablemente merecidos. Arropados por semejante calor del respetable, brindamos nuestro repertorio. Estrenamos (para esta gira) “All you need is Pop” y el Theremin Moog que aporto nuevos colores satánicos y espaciales en algunos tramos del recital.
Julito volvió recuperado al comando de su Fender Iron-caster Celebramos mucho tenerlo de nuevo, intacto y mejorado.
En el escenario las sensaciones fueron inmejorables,
“de menos a mas” dirían los críticos de postín.
Con toda la plaza volcada con nosotros, cantamos y tocamos con ganas, celebramos la ceremonia del mate amargo (que endulza la garganta) y recibimos con humildad el aplauso personificado para cada uno de los miembros de la cuadrilla, Todos fueron presentados por una cálida y merecida salva de aplausos que premio con ovación el alto desempeño de todos que todo lo ofrecen en cada concierto. Lo celebramos al completo la cuadrilla, los operadores, los ayudantes y todo nuestro crew propio, los que viaja con nosotros de aeropuerto a aeropuerto; en un clima de sana euforia nos quedamos escuchando The Faces y tomando te de jengibre hasta que llego el momento de volver al escenario (German y yo) para el gran cierre que compartimos, en forma de mano a mano de categoría, con Enrique, nuestro Licenciado Cantinas, que es el autentico mandón en México. Se brinda en escena como un autentico león (héroe, seria mas propio decir), tiene al publico cautivo, despliega un poderoso arsenal visual de sonido y repertorio; y es un cantante frontal de cuidado.
Me consta, porque tengo que empatarme con el (licenciado) en cada uno de estos benditos cierres de doble-concierto que celebramos cada una de las inolvidables noche en las que nos presentamos, siempre juntos y siempre finalistas para ofrecer media docena de canciones que incluyen íconos en la distancia, cosas nuestras y detalles mexicanos que ofrecemos con impertinente gratitud. Una vez mas recibimos el calor del pueblo de Morelia que abarrotaba la plaza y no se quedo con nada, lo dieron todo igual que nosotros.
Brinde mi parte de la noche al maestro Manzanares, maestro alicantino, recientemente fallecido. Y a mi amigo, Josemari Manzanares (hijo) que sufrió esta amarga perdida recién llegado a México para empezar la temporada el próximo domingo en La México. Mi respeto fue recibido con honorable silencio hasta que un hombre rompió el tenso y emotivo climax con los brazos en alto y devolviendo la cordura de los corazones fuertes a una noche que merecía otra explosión de jubilo, esta vez saludando a la sensibilidad y la dignidad de los hombres que ofrecen la vida.
De repente un varón entre el publico levanto los brazos llamando a la razón, al honor y al respeto … Al México torero, pasión tantos miles de personas del pueblo, en cada rincón, en cada ciudad del imperio de la temporada americana. México vibra cada domingo de una temporada “distinta” en el Distrito Federal. Las corridas de celebran los domingos durante meses y las principales figuras locales se juegan el tipo (y la gloria) ternados con las mandones de la temporada europea. México vibra cada domingo en La México y por televisión, vive la temporada en cada ciudad con el corazón hidrocálido, late en sus ganaderías y en las figuras de un toreo valiente que ofrece la vida. Pues un hombre debajo del escenario levanto los brazos y despertó la conciencia de los corazones fuertes. Todo cambio de repente y el abrazo a Manzanares (también la despedida al gran Manzanares padre) de convirtió en un clamor muy de mencionar en estos tiempos de sociedades enredadas en realidades virtuales. Y realidad hay una sola. Y no es virtual. Y no ocurre en una pantalla de teléfono o computadora. Mas real que la vida misma fue la noche de anoche, clamor en Morelia, faena de puerta grande para los cantores y sus cuadrillas. Nos despedimos con nuestro impertinente saludo a lo mejor de la canción mexicana, “Hijo del Pueblo”; serenata bohemia y ranchera que prendió la ultima llama de Morelia encendida que dejamos atrás con el mejor de los recuerdos.
Fue formidable.
Muchas gracias!