Andrés Calamaro cantó de espaldas al público …
TEATRO PROVINCIAL
Andrés Calamaro cantó de espaldas al público durante varias canciones del show en Salta
A sala casi llena y junto a un trío acústico el músico presentó “Licencia para cantar” y respondió con firmeza a quienes desafiaron su pedido de no sacarle fotos
Puntual, afinado y en sintonía fina con la intimidad del repertorio, Andrés Calamaro presentó en Salta sus Romaphonic Sessions junto a un trío acústico de musicos virtuosos y se tomó “licencia para cantar” de espaldas al público como respuesta a quienes no obedecieron a su pedido de no sacarle fotos durante el show.
Antes de llegar, desde su muro de Facebook pidió atención al silencio y silencio a la atención, en este caso para que en la sala no se interrumpa el vuelo de la música por los intentos de registrarla con celulares, cámaras o cualquier dispositivo no humano.
“La euforia por capturarlo todo para compartirlo en las redes tiene que suspenderse por el tiempo que dure el concierto. Es nuestro reclamo y nuestro deseo. Y vamos a reaccionar en la medida del respeto y la atención que nos presten”, anunció, y cumplió cuando durante los primeros 20 minutos de show no paró la avalancha de camaritas levantadas por encima de las cabezas.
“La libertad” abrió las dos horas de versiones que dan forma a su “Licencia para cantar”, la gira que esta noche lo trajo al Teatro Provincial. Sala casi llena y un comienzo interrumpido por el desencuentro de intenciones.
La respuesta fue contundente y el Salmón optó por darle la espalda al soberano mientras persistía en fotografiarlo. Asi pasaron “Bohemio”, “Algo contigo”, “Piedra y camino”, “7 segundos”, al filo de la mala onda, pero sin dejar de sonar en la cuerda prometida. En el trayecto, el clima se fue acomodando y para cuando llegó “El dia que me quieras” la comunión estaba lograda.
Ahora sí, de frente a otras tormentas, Calamaro se entusiasmó con las posibilidades planeadas y las que se fueron abriendo.
“Caramba … Ayer fue un concierto distinto en varios sentidos. Yo me pasé el día esperando el recital, pensando en los aires acondicionados y desarrollando cierta (ligera) paranoia (entre comillas) por los aparatos celulares de teléfono, sensación que fue creciendo según pasaban las horas. Para cuando llego el momento de tocar ya había escrito un texto advirtiendo al público que la profusa aparición de aparatos celulares llamativos podía quebrar con el equilibrio de un concierto para ser escuchado y visto desde el asiento de una butaca de un teatro. (adjunto resumido): “Estamos ofreciendo conciertos acústicos, con un trío de piano, contrabajo y percusiones. Ofrecemos nuestra mayor elegancia posible, sensibilidad y un grado de intimidad. También queremos una cuerda de respeto que nos reúna en una misma dirección: celebrar conciertos y recitales para escuchar … sin interferir en la concentración de los demás entre el público ni distraer a nadie arriba y/o abajo del escenario: Razón por la cual vamos a pedir lo que suele pedirse en teatros: Guardar apagados los teléfonos celulares, abstenerse de sacar fotos y de filmar. (…) Voy y vengo para cantar y para ofrecer el extraordinario concurso musical de mis compañeros. No somos modelos de fotografías celulares ni estamos filmando un video en vivo de mala calidad. La euforia por capturarlo todo para compartirlo en las redes tiene que suspenderse por el tiempo que dure el concierto (…)”
Dicho lo cual, y previamente publicado en nuestra “página de comunicación con el público” me preparé para ofrecer nuestro concierto, la parada salteña de la gira Licencia para Cantar, Es verdad que llegue con un ligero brote de” paranoia ideológica” (note usted comillas) frente a los teléfonos que se iluminan mientras hacen una foto o filman supongo. Decidí no leer el texto de marras en publico perro advertí la aparición de estas luces entre la audiencia, que para aquel momento del día (de la noche) ya me resultaban “irritantes y agresivas”, entonces propuse cantar de espaldas en desacuerdo con la marea de luces que destacaba entre la oscuridad atenta del público: y lo hice. Casi de inmediato se apagaron la mayor parte de los invasores teléfonos y yo estaba cumpliendo con mi palabra, pero siempre encendía alguna luz furtiva y yo volvía a mi posición contra natura, de espaldas al respetable y leyendo mis partituras en un atril iluminado. Es importante confesar que me apliqué en cantar lo mejor posible mientras estaba de espaldas a la platea. Llegó finalmente un momento en el que apenas una luz naranja parpadeaba a mi derecha y entre el generoso público de anoche … El concierto era un buen concierto, un respetable atento que aplaudía las canciones, muchas de las cuales no son las mas populares de mi repertorio … Hasta que finalmente pude ofrecerme (de frente) a la audiencia y terminar el concierto con normalidad a pesar de que en una de las ultimas canciones sufrimos un inconveniente con el sonido del escenario que pudo solucionarse en cinco minutos. Antes llegaron las celebradas humoradas cordobesas, la presentación solemne de algunas de las canciones, la solidaridad con las carreras de galgos y algún otro detalle como aquel que alude al tamaño de los sandwiches de carne en una parada anterior de la gira. Al final y en un guiño saludamos los cuatro de espaldas al público, el teatro estaba de pié. Ahora me estoy cebando mis mates (infusión criolla) y preparando la vuelta a casa. Supongo que esta “cruzada” contra la vida alienigena y tecnológica que parece habernos abducido va a encontrar apoyos morales y detractores seriales … Yo prefiero no tener que cantar de espaldas muchas mas veces … Puedo entender el deseo compulsivo de tomar fotografías y filmar el concierto (aunque lo entiendo como algo compulsivo y no completamente necesario), pero dudo que estemos ejerciendo un derecho genuino (el de registrar y compartir la vida en real time) en tanto nuestras luces digitales puedan interrumpir la normal concentración de un fulano que pago una entrada y merece enfocar en lo que ocurre en el escenario; esto resume (quizás demasiado resumido) lo que pienso de esta batalla que parase que estamos librando contra la aparición de una constelación de luces que anuncian que estamos siendo registrados … Quizás mañana me resbale tu teléfono pero ayer intente con bastante éxito evitar las distracciones y cantar en un clima propio de un concierto de música. Salta es la capital del folklore y del paisaje (también de la buena empanada) y hubiera preferido no desviarme de mi función principal que es cantar y dar un espectáculo (según lo previsto) aliado de sobriedad y contenidos musicales interesantes. A tenor de la respuesta del publico local logramos nuestras nobles metas de ser escuchados en un ambiente de teatro y sin interferencias … Quizás estamos plantando una semilla y quizás sea inevitable la selva de fotografías furtivas. Encuentro algo agresivo a la “foto robada y desesperada” y normalmente soy una persona amable que puede ser retratado aunque tampoco tengo ya esa clase de vanidad por perpetuar mi aspecto en un teléfono ajeno. Gracias por venir.”